El Circuito Escultórico
CODERCH & MALAVIA
Joan Coderch
Castellar del Vallés – Barcelona (España), 1959
Javier Malavia
Oñati – Guipúzcoa (España), 1970
The Swimmer (2019)
Aluminio – 114 x 130 x 75 cm
Sobre esta obra:
Una pieza icónica que representa de un modo poético un busto humano en actitud meditativa, diríase que incluso extática. Una hermosa recreación de introspección y belleza, que no solo responde a una perfecta armonía en cada uno de sus fragmentos, sino que desnuda la nobleza del espíritu que habita su interior. Es ese tipo de belleza sencilla y austera que dice desde el silencio e invita a desconectar del «ruido» exterior para sumergirse en las profundidades del alma pura.

CODERCH & MALAVIA
Joan Coderch
Castellar del Vallés – Barcelona (España), 1959
Javier Malavia
Oñati – Guipúzcoa (España), 1970
Learning to fly (2018)
Bronce – 290 x 285 x 90 cm
Sobre esta obra:
Ícaro es el símbolo de la temática juvenil. Es el símbolo de la rebeldía de los jóvenes hacia la sociedad en que vivimos. Pero también simboliza la curiosidad innata de la juventud, la atracción por el riesgo, el placer de la aventura, el interés por aprender, la fiebre por ascender a lo más alto. Ícaro es un mito contemporáneo.
Es Ícaro tratando de escapar del laberinto en el que se encuentra atrapado: rastreando el terreno y utilizando todo su ingenio para alzar el vuelo. El esfuerzo por alcanzar el conocimiento de las ciencias, por una parte, y el de la reflexión filosófica, por otra.
Una reflexión en torno a la presión que este mundo moderno y competitivo ejerce sobre todos nosotros, y en especial sobre nuestros jóvenes, alimentando una ambición desmedida. Una llamada a la necesidad de educar a las nuevas generaciones en valores que les permitan reconducir a la sociedad hacia metas mucho más próximas al bienestar de las personas, al cuidado de nuestro entorno y a la sostenibilidad.

CODERCH & MALAVIA
Joan Coderch
Castellar del Vallés – Barcelona (España), 1959
Javier Malavia
Oñati – Guipúzcoa (España), 1970
Forest Guardian (2018)
Bronce – 290 x 285 x 90 cm
Sobre esta obra:
Este ciervo – el guardián del bosque – no luce una cornamenta atendiendo exclusivamente a su nobleza, dado que sus cuernos están formados por ramas caídas, recordando la fragilidad y la fuerza de la naturaleza. Su presencia es un recordatorio silencioso de la protección y el cuidado que todos debemos tener hacia los bosques y sus habitantes. Su imagen nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y el papel que cada uno de nosotros juega en su preservación.

CODERCH & MALAVIA
Joan Coderch
Castellar del Vallés – Barcelona (España), 1959
Javier Malavia
Oñati – Guipúzcoa (España), 1970
Walking in Beauty (2018)
Bronce – 216 x 175 x 136 cm
Sobre esta obra:
«Caminar en la belleza» es la traducción del término navajo para definir el camino espiritual de celebración de lo sagrado de la vida. Caminar en la belleza significa caminar en armonía con todas las cosas (personas, objetos, animales… ¡con la vida!). Esto incluye cómo caminamos –sintiéndonos física y emocionalmente– y explorando nuestro propio desierto interior.
Pensar y actuar de una manera bella cambia por completo la percepción de la vida, permite explorar nuestro desierto interior en relación con todos y con la vida. Dejar atrás victimismos o prejuicios para dar paso a la curiosidad y al deseo de discernir la verdad. Eso es caminar en la belleza: vivir con autenticidad siguiendo los dictámenes de tu espíritu.
Lleva tatuado un Ave Fénix en la espalda. Es símbolo de esperanza, aplomo, memoria y regeneración, un ave milagrosa que siente la muerte y la prepara con mimo y serenidad para después resurgir de sus cenizas incólume y vigorosa.
Símbolo de resiliencia. También lleva tatuada un mandala en el hombro. Es un vocablo de origen sánscrito que significa «círculo» y representa la unidad, la armonía y la infinitud del universo mediante el equilibrio de los elementos visuales.
El círculo simboliza lo divino en las tradiciones budistas e hindúes. Es la expresión de la esencia de la vida en todas sus formas.

LORENZO QUINN
Roma (Italia), 1966
Together (2020)
Acero inoxidable – 720 x 1340 x 575 cm
Sobre esta obra:
En 2020 el mundo fue golpeado por una pandemia que detuvo el tiempo y nos forzó al aislamiento. Durante ese período nació Together, fruto de la conciencia del anhelo por el contacto humano.
Representa la esperanza del reencuentro de la humanidad, de apoyarse mutuamente y continuar viviendo en unidad.
«A través de la transparencia y la ligereza, las manos unidas de Together se elevan al cielo como testimonio de una solidaridad humanista, libre de cualquier connotación religiosa, política o filosófica (…) En la era global en la que vivimos, todos estamos conectados de una forma u otra. Ahora es más evidente que nunca que un solo hilo puede ser frágil, pero cuando varios hilos se entrelazan, se vuelven inquebrantables». (Lorenzo Quinn)

VÍCTOR OCHOA SIERRA
Madrid (España), 1954
El zulo (2023)
Bronce – 86 x 112 x 67 cm
Sobre esta obra:
«La génesis de una escultura siempre viene marcada, en mi caso, por el deseo de materializar un sueño o una pesadilla y con ello liberarme de ese mundo semiconsciente».
En palabras de su creador, «lo que realmente subyace en esta figura es la pretendida dignidad o humanidad con que todos hacemos frente a los dramáticos desvaríos de nuestra existencia. La escultura es descarnada y apela a la memoria. Nació como homenaje a las víctimas del terrorismo (…) Un zulo es un espacio mínimo donde no cabe sino uno mismo, prisionero y aprisionado, en condiciones paupérrimas que no solo limitan al cuerpo sino sobre todo a la
mente. Tan devastador resulta en alguno de los secuestrados el zulo donde han sido encerrados que incluso una vez liberados se negaban a hablar de ello conmigo y rememorarlo para inspirarme».

ANTONIO LÓPEZ GARCÍA
Tomelloso – Ciudad Real (España), 1936
Conjunto escultórico formado por:
Carmen dormida. La noche (2007)
Bronce – 86 x 115,5 x 68 cm
Carmen despierta. El día (2007)
Bronce – 86 x 115,5 x 68 cm
Sobre esta obra:
La emoción que el artista sintió ante la contemplación del rostro de su nieta Carmen recién nacida fue lo que motivó la creación de estas dos esculturas. Comenzó a trabajar con la cabeza del bebé dormido, cuando aún tenía la característica deformación craneal posterior al parto.
Pero la niña comenzó a despertarse, y así surgió el proyecto de una nueva figura con los ojo abiertos. El artista trabajó las dos simultáneamente. El diálogo entre ambas piezas puede
leerse como una evocación del paso del tiempo, como una metáfora del sueño y la vigilia, de la noche y el día, dos instantes de retracción plenamente expresiva. Ambas esculturas forman parte de la colección de la Fundación Sorigué (Lérida, España), quien las ha cedido para esta exposición.
Día y Noche, también conocidas como Carmen despierta y Carmen dormida, es el primer conjunto escultórico monumental de Antonio López expuesto en un espacio público. Fue inicialmente encargado al artista por el Ministerio de Fomento en 2002 (instaladas en 2008)
con motivo de las obras de remodelación que se estaban realizando en la estación de Atocha (Madrid).
